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Reportaje: Nuevo Baztán bajo el agua

  • Foto del escritor: Laura Carbajal
    Laura Carbajal
  • 16 abr 2020
  • 4 Min. de lectura


Mucha fue la lluvia que cayó aquel domingo 15 de septiembre en el pueblo. Nadie se esperaba que algo así pudiera suceder, y sobretodo, nadie estaba preparado para ello.

Una inmensa balsa de agua fue lo que se formó en las calles de Nuevo Baztán, un pequeño pueblo situado al sureste de la comunidad de Madrid. Estos hechos fueron consecuencia de una desmedida cantidad de agua que cayó aquel día, o también denominada ¨Dana¨. El reloj marcaba las 14:00 de la tarde, y como cualquier día de lluvia, la gente se encontraba en sus casas o tomando el vermut. Lo que nadie se esperaba en aquel pueblo de un poco más de 6.000 habitantes, fue el diluvio que empezó a caer de repente. Frío, mucho viento y una tromba de agua que pocos habían visto en su vida.

Fue el caso de Abel Durán y su familia, vecinos de la urbanización de Las Villas de Nuevo Baztán, la más afectada por ser la zona más baja. ¨Yo en ese momento estaba comiendo con mi hija, y mi mujer se encontraba trabajando en la churrería¨, explica Abel. Ellos, como la gran mayoría a esas horas, se encontraban comiendo, en el caso de su mujer, Mari, en la churrería de la cual son dueños. Lo que no se esperaban es que, a partir de esa tarde, tendrían que vivir en casa de los padres de Mari, donde a día de hoy aún siguen.

De repente, la lluvia pasó de un estado normal, a un diluvio constante, y cuando veían que no cesaba se empezaron a asustar. El agua empezó a estancarse y la única esperanza que tenían eran las alcantarillas.

Pasado un rato, empezaron a ser conscientes de que las alcantarillas no tragaban, y que no estaban haciendo su labor, sino que salía más agua de ellas. No obstante, Abel afirma que las alcantarillas de su zona se encontraban limpias, ¨porque las limpio yo¨ argumenta de forma sarcástica. Pero a pesar de ello, no había remedio. Angustia, temor, incertidumbre, era lo que sintió Abel cuando se percató de que en apenas una hora ya estaban en la boca del lobo, y sobretodo, que no tenían ninguna vía de escape que les pudiera ayudar.



A todo el mundo les pilló totalmente por sorpresa, algunos no tenían material, Abel por suerte, tenía una bomba de agua en su casa que ayudaba un poco, ¨gracias a dios yo tengo material, y lo ayudábamos con cubos¨ explica. Por tanto, empezaron a achicar agua como podían con el objetivo de ir bajando el nivel, pero la lluvia no cesaba, sino que fue a más.

Antes solo era el jardín el que estaba afectado, ahora, empezaba a colarse dentro de su vivienda. Un centímetro, dos centímetros, tres, cuatro, cinco…hasta llegar al metro y medio al que llegó finalmente. Todos los muebles destrozados, sillones, mesas, electrodomésticos…¨estuvimos toda una noche sin dormir, destrozados, viendo que lo que habíamos hecho no había valido de nada¨, afirma Abel desconsolado.

El problema venía del sistema de alcantarillado del Canal de Isabel II, el cual, no funcionaba bien y, además, estaba obsoleto. ¨Fueron trece horas lo que tardó el Canal en poner en marcha las bombas de extracción de agua¨, concluyó Abel indignado.

Bomberos y protección civil mano a mano ayudando en las casas a sacar el agua, familiares ayudando a familiares, vecinos ayudando a vecinos…se registraron hasta 165 llamadas a los servicios de emergencia aquella tarde y, sin embargo, muchas fueron las casas y los negocios que se quedaron sin atención profesional, es decir, sin ayuda.

¨Se estropeó todo el género que estaba por abajo, e incluso dos congeladores¨ explicó a su vez Javier Gascueña, propietario de una pequeña tienda de alimentación en Nuevo Baztán, quien se encontraba terminando su jornada laboral en el momento en el que la lluvia empezó a caer con fuerza.

Estas fueron algunas de las consecuencias que arrastró consigo la lluvia, arrasando todo aquello que se encontrara por su paso, en el caso de Javier, las consecuencias fueron económicas y, añade ¨la sensación de impotencia y de mala suerte¨. Afirma también, que intentaron irse a sus casas lo antes posible tras ver la riada que bajaba por la calle, y declara ¨lo que no nos imaginábamos es que la riada fuera a más y más, hasta meterse dentro del negocio¨.

Para la Policía Municipal de Nuevo Baztán, aquel día, junto a los siguientes a las inundaciones, fueron unas jornadas de trabajo muy intensas. ¨Las consecuencias fueron tremendas¨ afirma Esteban González, miembro de la Policía Local del municipio, quien prestó ayuda a los vecinos.

¨Se vivieron casos muy extremos, hubo familias que lo perdieron todo¨ explica preocupado. Decenas de familias se vieron afectadas finalmente por las graves inundaciones que hubo en Nuevo Baztán, las cuales, se ven inmersas en un mar de dudas ante muchas incógnitas.

A día de hoy, dos meses después de las inundaciones, la mayoría de los vecinos de Nuevo Baztán siguen trabajando duro para recuperarse, tras la inmensa cantidad de agua que cayó aquel domingo de septiembre, peleando también, con las compañías de seguros, las cuales, desde el primer momento han intentado escabullirse de sus obligaciones compensatorias.

Mientras unos luchan por poder volver a sus casas, otros, sin embargo, solo quieren olvidarlo. No obstante, un grupo numeroso de vecinos, han creado una plataforma de afectados por las inundaciones, con el objetivo de ayudarse mutuamente y, de hacer un frente común contra dichas aseguradoras.



 
 
 

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